No cabe duda que en un abrir y cerrar de ojos el año se va y casi sin sentir, tanto así, que cuando menos nos percatamos, ya las tiendas departamentales, ni lentas ni perezosas, cual hormiguero organizado y estructurado, se encuentran ataviadas con las tradicionales guías con adornos clichés (venados castrados y Papás Noel de fingida sonrisa) que nos indican que la navidad ya casi esta aquí.
Como les comenté en el post anterior me fui a una sesión terapéutica y casi diría que paliativa de shopping, a una de mis plazas predilectas donde mi objetivo era de hacerme de alguna adquisición que valiera la pena, obvio que al llegar a mi tienda de base, me encontré que ya se había contagiado del ambiente pre-navideño, pues ya estaba la colección de invierno, cosa que me agradó y que era buena señal que mi objetivo se cumpliría, por desgracia, no contaba con el hecho de que por ser de temporada las prendas constaban el doble, reduciendo con ello mi presupuesto y mi deseo predispuesto.
Fue en ese entonces que al ver que el plan "A" falló cabalmente, tuve que generar un plan "B" de emergencia ( aquí es cuando me imagino siendo un elemento más de los Ángeles de Charlie, salvo que en ese momento no contaba ni con el pantalón de campana o mucho menos con la legendaria melena de Farrah Fawcett) y dicho plan me llevó a una tienda al parecer de reciente apertura pues antes no la había visto. Dicho lugar me sorprendió en primera instancia por su titulo tan sugerente y directo: “El orgasmo”, no se diga que al entrar al mismo me impactó el poster gigante del modelo en ropa interior de abdomen perfectamente delineado y cuya mirada incitaba a los placeres carnales. No se necesita tener un I.Q. sobresaliente para darse cuenta que era una tienda exclusivamente para el gremio arcoíris, pues en su interior había tanto “comadres” como parejitas melosas que en la mas mínima oportunidad se rosaban de manera discreta las manos. En segundo lugar la tienda en cuestión tenia mercancía no original y de procedencia made in china, cosa que no vi del todo mal, puesto que me daba apertura de comprar más de un articulo.
Tales artículos fueron una camisa discreta de color rosa pálido, pues en días pasados había conseguido un pantalón de vestir y que entre sesiones de reflexión, trataba de dar con una camisa con la cual pudiera combinar; siguiendo en el mismo tenor, me topé con una bolsa (mochila, morral o back-pac) deportiva de conocida marca que al primer contacto supe para que la utilizaría, pues como mi trabajo se lleva a cabo mayormente en la comunidad, la idea de ir “fashion”, pues no resulta conveniente ni funcional. Término mi sesión con un fajo ( o cinto) pues ya llevo 3 que extravío en una semana, y salgo rumbo al expendio de capuccinos dispuesto a degustar de este rico brebaje de color café no olvidando antes pasar por la librería evocando de forma veloz una oración al dios de la literatura ( si es que existe alguno), para que me de suerte y pueda adquirir algún buen Chick-lit que ya hace falta, sobre todo algún título de la autora Marian Keyes.
Salgo de la librería sin un Chick-lit pero en su lugar mis manos sostienen un ejemplar de “En el filo de tu piel” de José Ignacio Valenzuela, y que según la sinopsis trata de un amor muy profundo y grande entre un escritor y un chico común. Prometo dedicar un post completo con sinopsis y critica.
Ahora sí, me dispongo a degustar mi bebida caliente y espumosa, no sin antes tener la visión de una de las parejas que estaban en la tienda de ropa, y que se toman de manera tacita las manos y uno de ellos él mayor toma de la mano a su joven pareja y le planta un tierno beso en la mejilla ( de seguir así pongo a San Antonio de cabeza).
Me encantan las compras que has hecho, de la ropa al libro, del que espero leer pronto tu reseña. Aquí también están las decoraciones navideñas a punto de empezar a lucir las noches de un invierno que no llega ( ayer estuve en la playa) y bombardearnos con la campaña un mes antes de las celebraciones.
ResponderEliminarUn besote