Querida Nené
Han pasado casi ya 11 años de tu partida. A pesar de que tu retrato ya no esta en la sala de la casa, tu esencia sigue en lo más profundo de mi corazón. No puedo pegarlo, me haces falta, necesito de tus consejos y de tu protectora presencia. Cada momento a tu lado fue rápido y fugaz, que a veces creo que en cualquier momento un lunes (como siempre lo hacías) llegaras a casa, saludaras a mamá con un beso y te sentaras conmigo a la mesa para tomar café con leche y pan.
Nene, han pasado 11 años y el mundo ha cambiado. Mi mundo ha cambiado. Ya no tengo 15 años, y demasiados acontecimientos han ocurrido en mi historia personal. Se de antemano que sabes de todo lo que me ha pasado, pues se que en el lugar en el que estas lo observas todo. Sabes de mis lagrimas, de los triunfos que he tenido, de mis proyectos, de mis malas decisiones, en sí, tu más que nadie conoce mi corazón.
En ocasiones quisiera retroceder el tiempo y volver a tener 5 años, cuando hacías de mis días pueriles la mas hermosa de las realidades, pues a tu lado lo ordinario se convertía en extraordinario. Me enseñaste un mundo mágico, de princesas que lograban sus sueños con tan solo desearlo, en príncipes que eran capaz de arriesgarlo todo por el amor de sus vidas, en pocas palabras, me mostraste que la vida era un cuento con final feliz.
La vida con el pasar de los años me enseñó todo lo contrario, y comprendí que tú también eras humana. Entendí que con cada acción y enseñanza tuya era más que nada un eterno comenzar. Día con día retomabas aquella vida que se te fue arrebatada, luchabas por comprender por que el destino te había hecho coincidir con un hombre que en vez de amarte te sometió y te convirtió no solamente en la madre de sus hijos sino en su esclava.
Tu jamás te negaste, nunca escuché de tus labios un "No". Jamas reprochaste tu existencia, abrazabas cada evento con la mayor de las resignaciones. Ahora que lo pienso, jamás comprendimos lo grande de tu espíritu, nunca te cansaste de dar; inclusive cuando la enfermedad hizo mella de tus fuerzas agradeciste al universo tu destino. Aún recuerdo nuestra última charla, cuando me aferraba a ti, y te pedía con todas mis fueras que siempre estuvieras conmigo, pero tú con tu mirada serena y placida me regalabas de nueva cuenta una de tus sonrisas y sin más con paso lento muy lento, te dirigiste hacia el librero y tomaste con las pocas fuerzas que te quedaban tu más grande tesoro: Tus diarios y tus novelas de amor.
No te preocupes Nené, tu legado esta a salvo conmigo. Tus sueños ahora son los míos, me corresponde ahora continuar tu obra. A pesar que durante mucho tiempo me pregunté el por qué te alejabas de mi lado, supe finalmente que tu caminar por este mundo era solo una pequeña parte de ti. Once años han pasado, y a pesar que me envuelve la nostalgia, no dejo de repetirme una y otra vez tus sabias palabras: estaremos siempre juntos.
Junto a ti abuela Nené, tomé la decisión de no buscar un príncipe, sino al igual que tu buscar otro ser humano, un corazón con el cual compartir lo que tu me has enseñado. Aun no ha llegado pero se que llegara algún día. Tu esperanza me acompaña, y se que se hará realidad. Pues el ejemplo de tu corazón que jamás se cansó de dar amor, me da fuerzas a pesar de lo duro del destino.
A ti mi eterna abuela de corazón infinito, estas humildes palabras y te digo como cada noche durante 11 años que siempre estaremos juntos.